martes, 20 de septiembre de 2011

#Sujeto de Prueba N°47

Nota N° 2

Los días pasan como agua, ya no siento parte de mis piernas, pero aun están ahí y puedo moverlas. Me han hecho, y he visto cada atrocidad que ya no sé que es real y que estoy soñando.
Por lo menos, ya no escucho el llanto de mi hija, que en paz descanse si es la muerte quien en este momento la mese, porque en esta agonía, solo muriendo podre estar en armonía, y tal vez allí vuelva a ver la luz. Cuando nos reclutaron, nos prometieron sueños falsos y esperanzas que jamás llegarían. Aunque en parte soy culpable de todo esto, y sabia que esto probablemente iba a suceder, pero que…
¿Qué hubieras hecho? , mi poca fe decaía día a día, y todas las noches rogaba porque si es que existe, algún Dios o algo, me pudiera ayudar. Entonces ellos, llegaron de la nada, con capas rojas, y ojos negros como la noche, explicaron a todo el pueblo, todo mejorará, gracias a nosotros, nos reclutaron, y no tenía otra opción, lo aceptamos. Esta tal vez sea mi tercer o cuarta nota, ya estoy perdido, pero han pasado, cuarenta y ocho días con trece horas desde que nos mantienen cautivos. Solo recuerdo andar debajo del sol, pero hoy, ni la luna me llama. Veo el cielo y solo veo oscuridad, agacho mi mirada y hay mas negrura, donde vea, solo hay pena. Hace unos tres días, un nuevo esclavo fue hospedado. Pero como la mayoría, duran de dos a cuatro noches, no más.
Viven gritando que soy él especial, que me necesitan para algo, pero que no quiero cooperar, solo les pido que me asesinen de una vez, mi alma ya se ha ido de este lugar, y solo me queda este cuerpo inmundo que se va a podrir en muy poco tiempo. Y esas cosas, que se trepan de las paredes, solo yo puedo verlas, pero ahí están. Tienen tantas formas, tantos colores, creo que si fuera en otra ocasión sería diferente, pero verlas solo me da miedo y me deprime más. Mi carne se está acostumbrando al dolor, ya no siento los golpes, aunque cada vez me dan con más fuerza.
Pasan los días, y es mas el perdón que pido por tener este don, esta maldición, soy uno de los pocos, sino el único, que aún permanece con vida, gracias a ellos. ¡No! A ellos no, solo me retienen retardan mi duelo, pero ya huiré de esta tierra maldita. Voy cuarenta y ocho días con catorce horas y media, que estoy muriendo lentamente, y solo espero el final; ó solo el principio.

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