lunes, 17 de septiembre de 2012

Falso actor.

Primero voy a aclarar dos cosas, si ya has leído lo que he escrito, te darás cuenta que siempre son tragedias, ya que me baso en experiencias, sensaciones, sentimientos o culpas personales, e intento expresarlas mediante una historia. Y no me gusta mucho la idea de nombrar a mis personajes, ponerles nombres, porque siempre los veo como partes de mí ser que si los llamara de una forma, sería como mi seudónimo.
Y lo segundo.
Mimo: Farsa, actor, intérprete teatral que se vale exclusiva o preferentemente de gestos y de movimientos corporales, e imitar a otras personas en la escena o fuera de ella.

Jo, un chico normal, sacando claro, que tenía un trastorno de autismo. Era muy leve, pero lo tenía. A causa de eso, jamás en su vida pudo expresar una palabra, ni siquiera un sonido, sus cuerdas vocales estaban en perfecto estado, pero jamás las había usado.
Se decía en su familia, que al nacer, no había llanto alguno, pero si emitía los gestos de estar haciéndolo.
Tuvo una infancia como la de cualquiera, a excepción que nunca interactuó con nadie.
Capás que para otros hubiera sido un reto vivir así, pero no, estaba obsesionado con los mimos, al punto que después de sus 15 años, se maquillaba como tal, se vestía con un pequeño traje a rayas negras, unos guantes negros, un gorrito blanco, y unos zapatitos siempre relucientes. Ese mismo año, perdió a sus padres, a los tíos que tenían su custodia no les agrado mucho la idea de soportar a un chico autista, que necesitaba cuidados especiales, así que simplemente se desicieron de él. Lo mandaron a un internado, y jamás supieron algo de nuevo.

Cuando cumplió 18 años, se escapo, salió a vivir la vida que nunca espero jamás conocer, y como cualquier joven atormentado, corrió hasta encontrar una ciudad que lo acogiera. Y después de caminar días y noches, llego. Así fue su emoción al ver algo que perplejo lo dejo, era un mimo, un artista, un Dios. En la calle, trabajando, ahí se sentó a verlo toda la mañana, toda la tarde, casi no parpadeaba.

Este es el momento cuando empieza la magia, cuando todo lo místico de algo que trascendió por años y años, como artistas, actores o personajes casi irreales, cobran vida. El Personaje que había capturado a Jo, haciéndole señas le pregunto si quería ir con él a pasear, la gente los veía y reían. Dos mimos, hablando por señas, sin el menor sonido, entablando una conversación como dos personas normales. Y desde ese momento, empezaron a conocerse, Jo, aprendiendo de su mentor como ser un mimo real; jamás siquiera supo su nombre, porque claro, los mimos son solo eso, y no tienen un nombre para expresar.

Pasaron meses, la química del hijo que nunca tuvo, y el padre que el perdió, era maravillosa. Viviendo en la casa de su maestro, algo que siempre le preocupo, es que jamás vio a Jo comer, no tomaba agua, era como si se alimentara de la nada. Una noche entro a su pequeña habitación, y lo vio, simulaba comer y tomar de vasos y comidas invisibles, ciegas a ojos de personas que no deseaban ver, pero era así, tal era su ocurrencia, que Jo no solo simulaba comer y tomar, si no que lo creía a tal punto, que en su vida jamás había injerido ningún alimento.

Una noche en particular, se despidió de Jo, le dejo una carta invisible, y un abrazo le regalo. Después de ese día, nada volvió a ser igual, y todo se cuestiono... pensaba, todo lo que toco se va, muere, le hago mal. Y como todas las tardes, a dar su show salió, en medio de la plaza, en pleno espectáculo la conoció, su nombre no sabía, pero la chica de pelo rosa, de ella se enamoro. Un ramo de las mejores rosas jamás vistas le regalo, empezó a vivir de nuevo, pero tan feliz era, mas se cegó, ella le hablaba y el con gestos le contesto. No sabían sus nombres, pero amor se sintió. Lo amaba, la hacía sentir bien, mucho mejor, pero un gran peso cargo. No era alguien normal, no podía hablar, era un mimo, y lo sería siempre; ahí lo entendió. Un tarde al llegar a la plaza, una carta de ella encontró, le dijo te Amo, pero tu amor me hace mal, palabras no expresas, solo una linda sensación, me gusta, pero no me basta, voy a amarte por siempre, por eso esto se acabo.

Termino de leer eso, y en llantos se ahogo, corrió y corrió como el día que el internado abandono. En su maquillaje de mimo, la lagrima se marco, ya de noche a una torre se subía, entendió que nació para ser mimo, pero no por eso sería feliz, todo lo que tocaba lo destruía, y solo faltaba el, de su pequeño bolsillo, una navaja invisible saco, con el valor que le quedaba, en su corazón la clavo, se abrió de lado a lado, tal vez la sangre no se notaba, pero se sentía mejor, sabía que todo acabo.

 Unos tres días después a su cuerpo se lo encontró, no habían señales de cómo había muerto, pero ahí estaba, sin suspiro, ni respiración. En la autopsia algo asombroso se vio, después de sacarle las tripas, el cerebro, y todo, salió el corazón, pero no era algo normal de ver, estaba partido en dos, nadie entendía como pudo eso suceder, no habían señales de cortes en el exterior.

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